jueves, 19 de abril de 2018

Porque Dios me ama

Como dije en la entrada anterior, estoy leyendo el libro "Ponte una flor en el pelo y sé feliz" de Barbara Johnson. En este la autora transcribe la siguiente paráfrasis de 1ª de Corintios 13 llamada "Porque Dios me ama":

Porque Dios me ama, es lento para perder la paciencia conmigo.
Porque Dios me ama, toma las circunstancias de mi vida y las usa de una forma constructiva para mi crecimiento.
Porque Dios me ama, está de parte mía. Quiere verme madurar y desarrollar en su amor.
Porque Dios me ama, no derrama su ira por todos los errorcitos que cometo, que son muchos.
Porque Dios me ama, no lleva cuenta de mis pecados para darme en la cabeza con ellos cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo.
Porque Dios me ama, le duele profundamente cuando no camino por las sendas que le agradan porque lo ve como una evidencia de que no confío en él ni le amo como debería hacerlo.
Porque Dios me ama, sigue confiando en mí cuando a veces ni siquiera yo mismo confío en mí.
Porque Dios me ama, nunca dice que soy un caso perdido: más bien trabaja pacientemente conmigo, me ama, y me corrige de tal manera que me cuesta entender la profundidad del cuidado que tiene por mí.
Porque Dios me ama, nunca me abandona aunque muchos de mis amigos lo hagan.
Porque Dios me ama, se queda a mi lado cuando llego al fondo de la desesperación, cuando veo lo que realmente soy y comparo eso con su justicia, su santidad, su hermosura y su amor. En un momento así realmente puedo creer que él me ama. 
Sí, ¡el mayor de todos los dones es el perfecto amor de Dios!


Es muy linda esta paráfrasis, y muy cierta.

domingo, 8 de abril de 2018

¿Cómo enfrentar las pérdidas?

Estoy leyendo un libro llamado "Ponte una flor en el pelo y sé feliz" de Bárbara Johnson. En este la autora relata la pérdida de dos de sus hijos, uno en la guerra y el otro en un accidente automovilístico. Me impresiona cuántas cosas debió pasar ella en su vida, ya que además de estas pérdidas tiene otras pruebas grandes que son de una magnitud muy similar y muy cercas una de otra.

En este libro se pueden ver dos tipos de pérdidas: la muerte de un familiar que llevas tiempo esperando y la muerte repentina de un familiar.

Ambos tipos de pérdida son dolorosas pero hay una gran diferencia en cómo te afectan. Y es que la autora llama a este proceso "vaciar la copa de sufrimiento”.

En el libro, la primera pérdida de la autora es la muerte de un hijo en la guerra. Esta es una pérdida que llevas tiempo esperando, que tienes la esperanza de que no ocurra pero sabes que puede pasar en algún momento. En este tipo de pérdidas la copa de sufrimiento la llevas vaciando ya hace un tiempo (desde que tienes consciencia de que en algún momento va a suceder) y por esta razón la muerte del familiar llega a ser como un alivio, esto no quiere decir que no duela, pero si quiere decir que dejas de sufrir y comienzas a sanar porque ya llevas sufriendo un tiempo prolongado. Bárbara llevaba sufriendo todo ese tiempo desde que su hijo se fue a la guerra y la muerte se cernía sobre su familia cada día, cada día se vivía con ese temor hasta que su hijo murió y ese sufrimiento constante se detuvo y comenzó el proceso de sanación.

La segunda pérdida de la autora es la muerte de su hijo en un accidente automovilístico. Esta pérdida es repentina, horas antes habían hablado por teléfono y en casa lo esperaban dentro de 5 días pero ocurre el accidente y muere. Aquí la copa de dolor está llena, no ha habido tiempo de irla vaciando. Este tipo de pérdida es mucho más dolorosa en el momento y Bárbara escribe que la única forma de vaciarla es llorar, incluso da un consejo práctico, ella dice: "consigue música triste, la más triste que puedas encontrar  y llora. Pon una alarma para  30 minutos y durante ese tiempo llora y pégale a la almohada. Da rienda suelta a tus sentimientos. Si estás enojada con Dios, está bien. Todavía te ama. Pero deja que ese dolor salga a través de las lágrimas. Repítelo por 30 días y cada día pon la alarma por un minuto menos. Cuando hayan pasado los 30 días se habrá vaciado bastante de la copa de dolor."

Algo también importante que señala es que cuando alguien sufre una pérdida lo peor que se puede hacer es hablarles y recitarles versículos y cosas así ya que la persona esta sufriendo tanto que no es capaz de pensar en eso, solo necesita un abrazo y llorar. La persona ya conoce los versículos que les estás recitando y quizás cuántas personas ya le han dicho las mismas palabras. Entre menos palabras mejor.