miércoles, 6 de diciembre de 2017

Las espinas - Parte 2

Continuando con lo que aprendí en la serie "La bendición de las espinas" de Aviva Nuestros Corazones podemos ver aflicción en la muerte de Lázaro, en el capítulo 11 de Juan (RV60) dice:

"Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)
Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella." (v. 1-4)
"Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.
Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios;
y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.
Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.
Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto." (v.17-21)
"María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió,
y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve." (v.32-34)
"Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. " (v.41-45)


Marta y María tenían una idea diferente a la que tenía el Señor de lo que era bueno para Lázaro. Ellas creían que lo mejor era que Jesús hubiera llegado antes para evitar que Lázaro muriera, pero el Señor sabía lo que habría de suceder, Jesús sabía que era necesario que Lázaro muriera para que los judíos que allí estaban pudieran presenciar su resurrección y creyeran en él.


Mirando el ejemplo de Pablo leemos:
"Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo."
2 Corintios 12:9 (RV60)

Pablo había rogado a Dios para que le quitara su aflicción pero Dios estaba diciendo, «Yo no voy a quitarte la espina. No voy a eliminar este problema, pero te daré la gracia para soportarlo».


Le entregamos nuestra debilidad.
Le entregamos nuestro dolor.
Le entregamos nuestro sufrimiento.
Le entregamos nuestras espinas y nuestra aflicción.
Y Dios nos dice, «a cambio, Yo te daré Mi fuerza, Mi poder, Mi gracia para soportar y para exaltar, para abrazar la cruz, para gloriarte en la cruz».


La gracia de Dios nunca se acaba.

"Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca."
1 Pedro 5:10 (RV60)

"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."
Hebreos 4:16 (RV60)

"Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."
Santiago 4:6 (RV60)


La gracia de Dios son los recursos de Dios: Su fuerza, Su poder, Su bondad, Su luz, todo lo que Él es. Son sus recursos disponibles para nosotras. Son sus recursos que son suficientes para cada problema y cada una de las situaciones que cada hijo de Dios alguna vez enfrente.
Nunca hay carencia, nunca escasez.

"Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;"
2 Corintios 9:8 (RV60)


Annie Johnson Flint escribió el siguiente poema:

«Dios da más gracia cuando aumentan las cargas;
Él da más fortaleza cuando la labor es mayor.
En la aflicción añadida, Él añade su misericordia;
En las pruebas multiplicadas, multiplica Su paz.

Cuando hemos agotado nuestro poder de resistencia;
Cuando nuestra fuerza ha fallado estando el día sin terminar.
Cuando hemos llegado al final de nuestros recursos acumulados,
La entrega completa de nuestro Padre sólo ha comenzado.»

Annie desarrolló artritis reumatoide como adolescente, en sus últimos años de su adolescencia, y al paso de tres años, ella quedó inválida, indefensa y por la mayor parte del resto de su vida no fue capaz de levantarse de la cama.
Por más de 40 años prácticamente no pasaba un día en que ella no sufriera dolor. Ella se volvía cada vez más indefensa, pero comenzó a usar sus largas horas de sufrimiento para ministrar a otros escribiendo poemas. Escribió poemas en el crisol de su sufrimiento que hasta el dia de hoy ministran gracia y paz a otras personas en medio de su sufrimiento.
El Señor siempre tiene un propósito en toda circunstancia.


Hay diferentes propósitos por los cuales Dios usa las tribulaciones y las espinas en nuestras vidas:

1. Dios usa las espinas para disciplinarnos, para restaurarnos cuando nos hemos alejado de la obediencia, para regresarnos a un lugar de obediencia a la Palabra de Dios.

"Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba;
Mas ahora guardo tu palabra.

Bueno me es haber sido humillado,
Para que aprenda tus estatutos. "
Salmo 119:67 y 71 (RV60)

Cuando nos hemos extraviado, Dios utiliza espinas para traernos de vuelta a un lugar de obediencia y de sumisión a Su Palabra.


2. Dios usa las aflicciones para hacernos confiar en él, para hacernos más dependientes de Su fuerza que se perfecciona en nuestra debilidad.

"Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;"
2 Corintios 1:9 (RV60)

El propósito de Dios en el sufrimiento y en la aflicción es que esas espinas nos hagan más dependientes de Él.
Nunca podré conocer la fuerza y los recursos que Dios tiene disponibles para mi, si nunca tengo una necesidad.


3. Dios usa espinas y aflicciones para mantenernos humildes.

"Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;"
2 Corintios 12:7 (RV60)


4. Dios usa espinas y aflicciones para hacer de nosotras una bendición para otros y para equiparnos y que la gracia de Dios fluya hacia otros en su momento de necesidad.

"el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios."
2 Corintios 1:4 (RV60)

Amy Carmichael, misionera, escribió un libro de cartas llamado La Rosa del Arbusto.
Ella dice al principio: «Hay algo que resulta irritante acerca de las personas que se encuentran bien de salud y te dicen que cobres aliento en tu enfermedad. Es por eso que escribí estas cartas, no después de que me mejorara (lo cual nunca sucedió), sino estando enferma»; por lo que ella podía consolar a otros con el mismo consuelo que Dios le estaba dando a ella.
El título de ese libro viene de una pequeña parte de un verso que dice: «De tu arbusto florecerá una rosa para los demás».
De tus espinas, de tu parcela de arbustos, va a llegar una rosa, una bendición para otros.


5. Y por último, las aflicciones y las espinas resultan en la expansión del evangelio.

"Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio,

Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor."
Filipenses 1:12 y 14 (RV60)

Lo que Satanás pretendía para mal, para obstaculizar el avance del evangelio al meterlo en la cárcel, no prosperó porque Dios frustró sus intentos en esto, como Él siempre hace. Dios siempre tiene la última palabra, y Dios usó esas aflicciones, el encarcelamiento de Pablo, Dios lo utilizó para extender más su reino.


A medida que entendemos estos propósitos todo se reduce a ¿nos preocupamos más por la comodidad o por desarrollar un carácter como el de Cristo? ¿Nos preocupamos más por tener una existencia libre de dolor o por ver cumplirse los propósitos de Dios en nuestras vidas y en el mundo?


Dios no siempre remueve la espina, puede ser crónica, recurrente, implacable y no desaparece. Eso es lo que hace a la espina espinosa. Eso es lo que la hace difícil.

Cuando parece que Dios me ha abandonado, cuando parece que Él me ha dejado, Dios sí ve. Él sí sabe. A Él le importa. Él nunca nos dejará y Su gracia siempre, siempre, siempre será suficiente para nuestra espina.

Dios está trabajando y trabajará. Eso no significa que en cada situación va a cambiar nuestras circunstancias. Pero significa que está trabajando y seguirá trabajando. Y Él va a dar Su paz y Su gracia.

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo."
Juan 16:33 (RV60)


Si tan solo pudieramos ver desde la perspectiva de Dios, si supieramos lo que él sabe.
La voluntad de Dios es exactamente lo que haríamos y elegiríamos si supiéramos lo que Dios sabe.
Si pudieramos ver el panorama completo veríamos cómo las espinas son parte de un todo.

Martha Nicholson escribió un poema que termina así:
«Aprendí que Él nunca da una espina sin esta gracia añadida. Él toma la espina para poner aparte lo que sujeta el velo que oculta Su rostro.»

Hay aspectos del corazón y de los caminos de Dios, que nunca veríamos, que nunca sabríamos si no fuera por la aflicción.

En el libro, "La gratitud", Nancy DeMoss dice:

«Un espíritu agradecido es el que permite a quienes lo poseen responder a las circunstancias difíciles con una acción de gracias. Como alguien dijo una vez: “Algunas personas se quejan porque Dios puso espinas en las rosas, y otras alaban al Señor por haber puesto rosas entre las espinas”. De nuevo hago énfasis en lo que nos enseñan sobre esta materia algunos creyentes del pasado. Matthew Henry, el bien conocido comentarista del siglo XIX, al ser atacado por ladrones hizo la siguiente anotación en su diario refiriéndose a dicha experiencia: “Como primera medida quiero dar gracias puesto que esta es la primera vez que me roban; como segunda medida quiero dar gracias pues, aunque se llevaron mi cartera, no me quitaron la vida; como tercera medida agradezco el hecho de que aunque me quitaron todo, no era mucho; y por último agradezco el que yo haya sido la víctima del robo y no quien lo perpetró.”»

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